La mejoría es posible, el cambio no siempre suena bien

Cuando escuchamos la palabra "cambio", muchas veces suena grande, abrumadora, hasta imposible, como si tuviéramos que reinventarnos por completo o dejar de ser quienes somos, pero desde mi experiencia como terapeuta he aprendido algo distinto: no se trata de cambiar, se trata de mejorar.

La mejoría no llega de un día para otro, ni cae del cielo como una solución mágica, sino más bien como aprender a caminar de nuevo, pero con los zapatos adecuados esta vez.

No das saltos gigantes, das pasos pequeños, firmes, que te llevan hacia un lugar más tranquilo.

A veces, la mejoría empieza con algo tan simple como poder dormir una noche completa, o con dejar de culparte por sentirte mal. Otras veces, se siente cuando logras decir “no” sin culpa, o cuando te das cuenta de que esa tristeza que antes te hundía ya no tiene el mismo peso.

Y sí, habrá días en los que sientas que no avanzas, que vuelves a caer, pero incluso ahí hay mejoría, porque ahora sabes levantarte distinto, ahora tienes herramientas, claridad y, sobre todo, una relación más amable contigo mismo.

Una paciente me dijo una vez: “no sé si he cambiado, pero ya no me hablo con tanto castigo”. Eso es mejoría la cual no se ve en un espejo, pero se siente en el interior de si mismos

En terapia no buscamos que seas otra persona, sino que buscamos que te reencuentres con quien eres, con menos carga y más paz, porque mejorar no es volverse perfecto, es aprender a vivir con lo que hay, a tu ritmo, con compasión.

Si hoy sientes que estás lejos de donde quieres estar, está bien. Lo importante es que estás en camino, y si te cuesta hacerlo solo, aquí estoy para acompañarte.

Recuerda: nadie cambia, solo se transforma para bien.